miércoles, 14 de enero de 2009

Existe un mundo que nos reclama

En este mundo
nos toca cambiar.
Cambiar (no al mundo)
a nosotros en él.
Se visten de azul cielo, de amarillo pato, de verde esperanza, de naranja patito, de negro luto, de blanco pureza.
Cada tanto se desnudan de rojo fuego, de marrón calamar... Y se miran, se tocan.
Van soltando de a poco las palabras, y pasan directos al abrazo.
Es en ese lugar en donde se dan cuenta que están presentes, sin vacilaciones entre el pasado y el futuro.
Como un reloj que les marca el tic tac.
Un reloj…
El reloj… ese mismo que deja y expulsa la sangre por todo el cuerpo, dándole un alo de respiro y lo nutre profundamente hasta los capilares más remotos.
Un Corazón que a dejado de ser solo un órgano funcional.
Un pensamiento inexistente.
Unos ojos hermosos que miran la transparencia de otros ojos.
Una boca que se pronuncia con el afán de empaparse en la otra.
Una mano que late en cada caricia,
Y un perfume que los nombra uno.
…Ahí, donde se recompone toda vanidad, todo ego, todo motor de locura, todo nudo en la garganta y toda espera ansiosa…
El resto es simple…
Se vive, como dos ríos hacia una misma desembocadura.
Inevitables.

Ramiro